La obra invita a los niños, a las niñas y a sus familias a desplegar los sentidos mediante una composición de imágenes poéticas, música, plástica y movimiento, y a reflexionar sobre sí mismos y sobre el mundo en el que habitamos, un mundo dominado por el materialismo, en el que poco a poco se ha dejado de lado la fraternidad, la armonía con el universo y la esencia que nos hace seres humanos.

Los protagonistas de esta historia son los niños, porque llevan en su interior la fantasía, la dulzura, el amor y son ellos los que siembran en el mundo la esperanza. Siendo que la trama se desarrolla en una población que pierde su memoria, su esencia y su libertad, solo la chispa onírica y fantástica de los niños puede devolver a su nación el deseo de vivir y soñar en armonía con los demás, re descubriendo el tiempo como algo que habita dentro de nosotros mismos, en las memorias de nuestras almas y en las tradiciones de nuestros pueblos.